martes, 23 de junio de 2015

DEATH ROAD - Bolivia

Mi jornada del dis 22 de junio de 2015 es de esas que cualquier aficionado al ciclismo desearía hacer alguna vez en la vida. Todo se auna bajo unas condiciones ideales para practicar descenso por esta desgraciadamente legendaria carretera a la región geográfica de Los Yungas. Hablamos de una carretera de tierra y piedra que el Banco Interamericano de Desarroyo bautizo en el año 1991 como el camino mas peligroso del mundo y a la que se le conoce con el poco atractivo nombre de "Carretera de la muerte". Ello se debe a múltiples factores que han hecho que cada año se superen los 200 accidentes de promedio con casi 100 muertos.


Una carretera de unos 80 km de pendientes muy pronunciadas, con pocos guardarrailes, con un único carril que en algunos caso no supera los 3 metros y que en tiempos de lluvia pierde parte importante de su visibilidad, también por la niebla, y que recibe piedras que se desprenden desde lo mas alto. Es la única carretera de Bolivia en la que se conduce por la izquierda con el fin de dar facilidad a los vehículo que suben para que puedan saber por donde van las ruedas. Nosotros, tuvimos que detener la marcha varias veces para permitir el paso de los camiones.


Esta jornada de hoy comenzò a las 7 de la mañana cuando fuimos reunidos para ser equipados y desayunar en grupo. Nos dieron casco integral, traje completo que ejercía de chubasquero y cortavientos, rodilleras, coderas y guantes.



Después nos desplazamos en micro bus hasta una altitud de 4700 m.s.n.m. para iniciar un descenso de unos 56 km, primero sobre asfalto, lo que permitió hacernos con el manejo de unas bicicletas a las que obviamente no estamos habituados, y después entramos de lleno en el camino de tierra para arrancar los que seria una alucinante bajada de varias horas.

Como entorno, toda la bajada es de una belleza espectacular. Estamos hablando de zona selvática y por ello la vagetación es exuberante y de un verde muy intenso en todo el recorrido. De lo poco que conozco, solo la zona de Cusco tiene espacios similares. Son valles enormes con acantilados que en ocasiones cortan en vertical y que alguno de ellos ronda los 800 m. de caída.


En el trayecto hemos atravesado riachuelos, cascadas que dejan caer gotas gruesa de agua desde una altura que impresiona y que golpean con fuerza al paso, curvas de 180 grados, curvas serpenteantes, pendientes pronunciadas, etc.etc.


De todo ello, nada es posible asumir o entenderlo en todo su esplendor sin pisarlo, sin verlo y hasta oirlo. Y la sensación como ciclista es algo que te atrapa y te hace perder la noción del tiempo y hasta del peligro. Yo, que debo reconocer que nunca fui el mas valiente para moverme por el monte con la bicicleta, hoy, me he sorprendido a mi mismo bajando a un ritmo y con una intensidad que aun ahora, no acabo de creerme. Diría que es el placer absoluto, el amor por la bicicleta, la carretera, el entorno, el grupo de locos que nos juntamos, tantas y tantas cosas físicas que te ponen eufórico hasta el punto de olvidar que existen piedras, baches y curvas que son un peligro permanente. Simplemente, sueltas freno y te dejas llevar con la vista clavada en el frente y sin perder de reojo todos esos hermosísimos y muy peligrosos desniveles que quedan justito a tu izquierda y que inconscientemente hace que tu manillar gire ligeramente hacia en centro por prudencia o miedo, vete a saber. Por mi parte, pasé un buen rato de la bajada pegado tras el guia y tuve arrestos para aguantar con una dignidad que me asombra y me pone hinchado como un pavo, coño, hoy estoy todo orgulloso y flipando: He descendido por una de las carreteras mas peligrosas del mundo así que ganado y bien ganado tengo este recuerdo que nos han dado en forma de camiseta chulísima con la leyenda: " DEATH ROAD SURVIVOR", que ya estoy dudando entre ponérmela o enmarcarla y colgarla en un sitio bien visible, jeje.


Eso si, dejo constancia de que en un par de ocasiones, una sobre todo, la bicicleta me pego un vaivén con la rueda de atrás y por un momento me vi contra la pared de mi derecha. Ni la completisima equipiación que llevaba hubiese evitado romperme hasta el alma. Fue un momento de susto ya hacia el final que me hizo levantar el acelerador y centrarme en acabar entero.

Queda esto en el recuerdo y el buen ambiente entre gente que nos apasiona el deporte, especialmente con dos brasileiros con los que comparti esta experiencia y algunos ratos de conversacion, Ellos ahora se van de escalada y yo continuo mi pedaleo hacia el salar de Uyuni.

Por Dios que recomiendo la experiencia

Y mejor que yo, un profesional del periodismo y apasinado de la aventura, que en 2013 escribió en el diario El País esta misma experiencia, así pues ahí queda el enlace a su articulo donde cuenta las cosas de un modo que atrapa. Lo titula: "sobrevivir a la carretera de la muerte"
O esta otra entrada del blog de otro viajero con buenas fotografías.


Actualmente esta carretera tiene una alternativa que ha permitido que la gente de Los Yungas puedan acudir a la capital en menos tiempo y mas seguridad. Aun sigue siendo transitada por todo tipo de vehículos pero los accidente se han reducido en gran proporción.

ENLACE a fotografias

Quedan fotografias y video pendientes de subir

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