lunes, 29 de junio de 2015

Uyuni

Por fin en Uyuni, primero porque es otro de los lugares emblemáticos, especialmente por su desierto de sal, pero sobre todo porque los más de cien últimos kilómetros andados, se han convertido en una pesadilla al tener que pedalear por una carretera en obras, de tierra y piedra y una capa de polvo que dejo mis alforjas blancas y mis pulmones absolutamente sucios.

Esta altiplanicie, tal como vengo comentando en los últimos días, lo conforma un paraje bastante inhóspito, pero estos doscientos kilómetros hasta llegar a Uyuni son un desierto en toda regla.

Arranqué de Ouro con el amanecer. Tan temprano los negocios están cerrados así que empiezo y con suerte en algún momento aparece un puesto callejero donde comer algo.

Puesto de desayuno. Bebidas tipicas y buñuelos
En este caso pude tomar un café y comer un buñuelo tan grande como una boina vasca. Ello, sentado en un banco junto a otra gente trabajadora que inicia la jornada. Un rato de charla, preguntas de ellos sobre mi y el viaje, preguntas mías sobre la ruta, etc. Cuando me despedía, la señora del puesto se acerco discretamente para advertirme:
- Ya me tenga cuidado, eh?. La miro extrañado, ¿Porque?, pregunto. Porque le quitan la grasita de la espalda... en Challapata. Debí poner cara rara porque ella parece ruborizarse, -eso dicen, finaliza, y vuelve  a su puesto.

No había andado ni diez minutos y topo con un personaje al que no me resisto a parar y preguntarle lo que era obvio:
- Amigo, buenos días, ¿Para que sirve esto?.
Pues si, tan temprano, me encontré con un afilador y su reconocible maquina tan similar a la de los afiladores de Ourense. ¡¡Manda carallo!!

¡¡¡ Afiladooor !!!

Seguí camino muy abrigado contra el frío, igual que el afilador, y paré en Poopò, tan solo a 59 km. Tuve que hacerlo por culpa de un dolor en la ingle que me molestó bastante y no tengo idea del porqué, pero que  soporté también al día siguiente. Supongo que es cansancio acumulado.

En Poopò, aproveché y estuve de balneario. Esta zona, lo es de aguas termales, y por un módico precio me fui a dar un baño terapéutico. No se si me vino bien o mal pero lo cierto es que sufrí una ligera bajada de  tensión y salí pronto del agua.

Agua calentita y unas burbujas muy oportunas, jeje
Pazña, así se llama el siguiente pueblo. Aquí hice un alto para tomar una empanadilla al lado de unos de los controles de carretera tan típicos tanto en Perú como en Bolivia. No existen autopistas, las mejores carreteras, aunque tengan cuatro carriles, permiten circular a todo bicho viviente, incluidos ciclistas. Así que se encuentran  controles de este tipo en todas las vías donde se paga una cantidad por circular.

Ah, y un jovenzuelo de veinte años, mas cargado que una cuba a pesar de lo temprano del día, se empeño en que lo dejara "manejar" la bicicleta. Bueno, bueno, casi tengo un lío para poder quitárselo de encima.

Y más y más pedal, y mas y más desierto.

Es duro vivir entre soledad y cactus
Uno se harta de carreteras de rectas kilométricas y llanas. Es aburridísimo, y tampoco encuentras alicientes de relación humana así que en cuanto llega la oportunidad, paradita, hola, qué tal, y trato de charlar un ratillo. Como pasó al salir de Pazña; sobre las 8:30 de la mañana me encuentro a un hombre mayor que venía caminando hacia la carretera en un paraje solitario y con un frío del carajo. Lento, lentito, apoyado en dos cayados. Se llama Vicente y me contó que tiene 89 años, y dos hijos viviendo en España. Que querían llevárselo para allá pero el hombre no se ve fuera de ese agujero de mierda que él parece querer tanto y que ya asume como su lugar para acabar la vida. Le animé a irse a España, que se vaya a ver a sus nietos, que deje esa casita vieja de adobe donde vive SOLO en medio de la nada. Me miro con mirada triste y cara muy arrugadita por el frío, el sol y los años y nos despedimos, yo, hacia el siguiente pueblo, y él cruzando lentito la carretera. Que pena me dio Vicente, qué jodidamente injusta es la vida a veces.

Pernocto en Challapata donde están de mercado. Es un mercado en la calle, enorme, lleno de gente llegada de todos los pueblos del entorno.

Puesto de venta de hoja de coca


Se compra y se vende de todo en medio de un bullicio y un trajín que te dejan perplejo hasta que, con el tiempo vas cogiéndola onda. Me gusta pasear por medio de la gente, de los puestos de venta, de los cientos de perros callejeros, de los niños correteando, o subidos en carros, de mamás con pequeños atados a la espalda, de los camiones cargando y decargando, del polvo, que lo envuelve todo... Y paso montado en mi bicicleta cargado con las alforjas, y siempre hay quien te mira con curiosidad, al gringo, pero..
- que carajo hará este tipo de barba blanca jodiendo el cuerpo por el mundo adelante.
Los mas viejos son curiosos y los mas jóvenes, a veces impertinentes y otras... bueno, otras, pasas delante de ellos, te miran, cruzan palabras entre si y se ríen burlonamente. A mi, a veces me da pena, porque yo, viajero camino ampliando mundo, y ellos, pobres, viven en el suyo, que en muchos casos no va mas allá de esa conflictividad picara y burlona entre sí.

Sera difícil olvidarme de mi llagada a un pueblo con el que no contaba porque el sr. Google no me informó.  Se llama Río Mulato. Cubierto de polvo y calle de tierra seca, apareció este sitio y a mi me recordó de nuevo a algún típico paraje del Oeste americano próximo a la frontera mexicana. Casitas bajas de adobe, una calle anchisima cruzada en linea por el ferricarril, como una espina dorsal, y puestos de venta de comida. Resultó ser un punto de parada técnica para autobuses de pasajeros. 

Calle principal, y única, de Río Mulato


Me fui a uno de los tenderetes de comida, pedí un plato de esos que llevan pollo, si o si, y pasta con nosecuantascosasmas. Yo, hace tiempo que aprendí a no preguntar sobre el contenido de los platos, me limito a engullir y se acabó. Es corriente que te den un tenedor o una cuchara (como en este caso) pero no ambas cosas. Asi que, si necesitas mas herramientas usas las manitas que Dios te dio, sin lavar, claro, porque en estos puestos de calle agua no tienen, ni sitio donde mear, ni puñetera gana de atendente más allá de lo necesario. Así que pagas, comes, te manchas de grasa y te limpias donde puedes. ¿Entendido?, así son las cosas acá y así hay que aceptarlas.

Y en ese estado lamentable en el que me encontraba en medio de este paraje llegaron tres autobuses y pararon para el almuerzo. Uno de ellos, que iba en mi misma dirección, tenia las gomas de las ruedas taqueadas y eso me llamo la atención relativamente, a la vista de los caminos de tierra. Total, que pregunto y me informan que hasta Uyuni quedan unos 80 km, por una carretera en obras y polvorientas, o sea, más de lo mismo. Claro, lo primero que se me ocurre es saber si me venden un billete y lo segundo es meter la bici en el autobús a toda leche antes de que el conductor se arrepienta. Y aquí estoy, a pie del Salar de Uyuni al que visitaré en las próximas horas y al que dedicaré un espacio especial en estas notas mías.


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jueves, 25 de junio de 2015

Oruro

Últimamente las mañanas están resultando de un frío que no me esperaba, aunque la gente de aquí me dicen que irá a peor y que camino de Uyuni mucho más. Mal me lo ponen, la verdad, porque yo quiero llegar y ver y pisar el Salar. Es mi objetivo prioritario en lo que queda de viaje.

Estos dos últimos días desde La Paz hasta Oruro han resultado monótonos porque el paisaje es llano y es como viajar por Castilla, quien haya pedaleado por ahí lo entenderá. hay rectas interminables, estamos en el altiplano, a una media de 3850 m.s.n.m., de ahí que el frío siga persistiendo. Al menos no llueve y cuando el sol se pone alto hay unas horas de respiro y calorcito. En vista de ello decidí avanzar todo lo que pude y resultaron dos etapas bastantes largas que me han dejado un poco escacharrado.

Oruro es una ciudad que no me acaba de gustar, quizá sea porque lleguè casi oscureciendo y no termino de situarme, pero es muy bulliciosa. La gente por aquí es aun menos amigable que por los pueblos del camino. Supongo que como en el resto de las ciudades del mundo las personas viven a otro ritmo y les queda poco tiempo para las relaciones humanas. Pero yo me refiero a esa predisposición a la amabilidad, a la ayuda..., no acaban de convencerme, me descolocan, porque no se prestan al dialogo y además informan muy mal. Ayer mismo, pregunte la distancia a una población; las respuestas de las tres personas fueron distintas: 29 km, 20 km y 60 km. Como para fiarse.

La noticia positiva es que por primera vez desde que salí de Lima, los semáforos y los pasos de peatones son respetados; a mi que me lo expliquen porque no lo entiendo.

Lo dicho, la ruta hasta aquí anodino y aburrido. Tan solo las cosicas que vas encontrando al paso te entretienen algo. A la salida de La Paz hay colgados unos muñecos amenazantes simulando ahorcamientos para los ladrones de llantas (gomas de autos) que últimamente está muy de moda en el populoso El Alto, y hasta se han manifestado por las calles los comerciantes del sector.


Y hay quien parece que no tiene claro si se puede o no aparcar en algunos lugares así que por si acaso, te ponemos unas señales bien juntitas para que te enteres. 

¿Queda claro o pongo más señales?

¿Nieve?, no, SAL
Y voy camino de un desierto de sal así que no es extraño que ya se vislumbren zonas donde la evaporación de la humedad del terreno hace que surjan en la superficie esas manchas blancas. Imagino que serà una constante a partir de ahora.


Siguen los recuerdos para los fallecidos en la carretera. A veces te preguntas como en un lugar absolutamente desierto y en plena recta pudo pasar algo así. Pues ya sabemos como es conducir en parajes de rectas interminables: el sueño, la falta de atención etc, vete a saber, el caso es que tanto en Perú como en Bolivia esto de poner homenajes a los fallecidos es exagerado.

Modelo antiguo de WC
Acabo las curiosidades con este modelo de wc que no es exclusivo de aquí. Yo he visto algo similar en alguna aldea de Galicia hace algunas décadas. Entré en un pequeñísimo "bar" de carretera y pedí algo de beber. Nada frío en la nevera a pesar de que era mediodía y daba el sol. Bebí un Sprite calentito y fui a hacer pis a este modelito de wc tipo pozo con dos tablas estrechas a donde hube de dirigir el chorrillo. Y apunté bien, que conste, ahí queda la fotografía para demostrarlo, jajaja, cosas de llevar la cámara de fotos siempre a mano.

Hasta aquí la aburrida crónica de estos dos últimos días. A partir de mañana las poblaciones se hacen mas dispersas y tendré problemas para alojarme. A ver...

martes, 23 de junio de 2015

DEATH ROAD - Bolivia

Mi jornada del dis 22 de junio de 2015 es de esas que cualquier aficionado al ciclismo desearía hacer alguna vez en la vida. Todo se auna bajo unas condiciones ideales para practicar descenso por esta desgraciadamente legendaria carretera a la región geográfica de Los Yungas. Hablamos de una carretera de tierra y piedra que el Banco Interamericano de Desarroyo bautizo en el año 1991 como el camino mas peligroso del mundo y a la que se le conoce con el poco atractivo nombre de "Carretera de la muerte". Ello se debe a múltiples factores que han hecho que cada año se superen los 200 accidentes de promedio con casi 100 muertos.


Una carretera de unos 80 km de pendientes muy pronunciadas, con pocos guardarrailes, con un único carril que en algunos caso no supera los 3 metros y que en tiempos de lluvia pierde parte importante de su visibilidad, también por la niebla, y que recibe piedras que se desprenden desde lo mas alto. Es la única carretera de Bolivia en la que se conduce por la izquierda con el fin de dar facilidad a los vehículo que suben para que puedan saber por donde van las ruedas. Nosotros, tuvimos que detener la marcha varias veces para permitir el paso de los camiones.


Esta jornada de hoy comenzò a las 7 de la mañana cuando fuimos reunidos para ser equipados y desayunar en grupo. Nos dieron casco integral, traje completo que ejercía de chubasquero y cortavientos, rodilleras, coderas y guantes.



Después nos desplazamos en micro bus hasta una altitud de 4700 m.s.n.m. para iniciar un descenso de unos 56 km, primero sobre asfalto, lo que permitió hacernos con el manejo de unas bicicletas a las que obviamente no estamos habituados, y después entramos de lleno en el camino de tierra para arrancar los que seria una alucinante bajada de varias horas.

Como entorno, toda la bajada es de una belleza espectacular. Estamos hablando de zona selvática y por ello la vagetación es exuberante y de un verde muy intenso en todo el recorrido. De lo poco que conozco, solo la zona de Cusco tiene espacios similares. Son valles enormes con acantilados que en ocasiones cortan en vertical y que alguno de ellos ronda los 800 m. de caída.


En el trayecto hemos atravesado riachuelos, cascadas que dejan caer gotas gruesa de agua desde una altura que impresiona y que golpean con fuerza al paso, curvas de 180 grados, curvas serpenteantes, pendientes pronunciadas, etc.etc.


De todo ello, nada es posible asumir o entenderlo en todo su esplendor sin pisarlo, sin verlo y hasta oirlo. Y la sensación como ciclista es algo que te atrapa y te hace perder la noción del tiempo y hasta del peligro. Yo, que debo reconocer que nunca fui el mas valiente para moverme por el monte con la bicicleta, hoy, me he sorprendido a mi mismo bajando a un ritmo y con una intensidad que aun ahora, no acabo de creerme. Diría que es el placer absoluto, el amor por la bicicleta, la carretera, el entorno, el grupo de locos que nos juntamos, tantas y tantas cosas físicas que te ponen eufórico hasta el punto de olvidar que existen piedras, baches y curvas que son un peligro permanente. Simplemente, sueltas freno y te dejas llevar con la vista clavada en el frente y sin perder de reojo todos esos hermosísimos y muy peligrosos desniveles que quedan justito a tu izquierda y que inconscientemente hace que tu manillar gire ligeramente hacia en centro por prudencia o miedo, vete a saber. Por mi parte, pasé un buen rato de la bajada pegado tras el guia y tuve arrestos para aguantar con una dignidad que me asombra y me pone hinchado como un pavo, coño, hoy estoy todo orgulloso y flipando: He descendido por una de las carreteras mas peligrosas del mundo así que ganado y bien ganado tengo este recuerdo que nos han dado en forma de camiseta chulísima con la leyenda: " DEATH ROAD SURVIVOR", que ya estoy dudando entre ponérmela o enmarcarla y colgarla en un sitio bien visible, jeje.


Eso si, dejo constancia de que en un par de ocasiones, una sobre todo, la bicicleta me pego un vaivén con la rueda de atrás y por un momento me vi contra la pared de mi derecha. Ni la completisima equipiación que llevaba hubiese evitado romperme hasta el alma. Fue un momento de susto ya hacia el final que me hizo levantar el acelerador y centrarme en acabar entero.

Queda esto en el recuerdo y el buen ambiente entre gente que nos apasiona el deporte, especialmente con dos brasileiros con los que comparti esta experiencia y algunos ratos de conversacion, Ellos ahora se van de escalada y yo continuo mi pedaleo hacia el salar de Uyuni.

Por Dios que recomiendo la experiencia

Y mejor que yo, un profesional del periodismo y apasinado de la aventura, que en 2013 escribió en el diario El País esta misma experiencia, así pues ahí queda el enlace a su articulo donde cuenta las cosas de un modo que atrapa. Lo titula: "sobrevivir a la carretera de la muerte"
O esta otra entrada del blog de otro viajero con buenas fotografías.


Actualmente esta carretera tiene una alternativa que ha permitido que la gente de Los Yungas puedan acudir a la capital en menos tiempo y mas seguridad. Aun sigue siendo transitada por todo tipo de vehículos pero los accidente se han reducido en gran proporción.

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Quedan fotografias y video pendientes de subir

domingo, 21 de junio de 2015

La Paz (Bolivia)

Diría, por hacer un juego de palabras, que llegué a La Paz después de alguna guerra. Y las guerras surgen el el caminar diario así que empecemos.

Salí de Copacabana antes que el sol asomara. Sabia que arrancaría en subida pero no que la puñetera fuera tan larga; hasta casi 13 km., y eso, a primera hora toca las narices un rato, pero pensaba que tendría otro tanto en bajada hasta Tiquina. Hacia un frío del carajo así que parti abrigado a tope: guantes de invierto, chaqueta térmica y cubre cuello hasta las cejas.

Mucho frio a 4200 msenm
 Las piernas es raro que las tape porque no me repercute demasiado, aunque ya tengo la piel quemada y reseca.

Llegue a una altitud de 4200 metros y debo reconocer que sigo teniendo que dar grandes bocanadas en busca de oxigeno porque aun no estoy aclimatado del todo.

La bajada fue larga hasta Tiquina, en el lado bolivariano del Titicaca, ahí tuve que subir la bici a una barcaza para atravesar el estrecho.



Coincidí con un matrimonio alemán de mediana edad que iban en un enorme camión adaptado como casa y con atributos suficientes para cruzar por cualquier desierto que se les ponga por delante. Me comentaba èl que vendieron todo en Alemania para poder realizar este viaje por el mundo en aproximadamente seis años, de los cuales llevan dos por América. Comentamos cosas, sobre la gasolina tan mala que usan por acá que hace que el camión suba lentísimo las cuestas, tanto que, bromeaba èl, a su mujer le daba tiempo a recoger flores al borde de la carretera. Y còmo les recuerdan a Hitler, o còmo enseguida te sueltan el rollo del imperialismo americano y que si Evo prohibió y que si Evo no se què… si, la verdad es que son pocos pero a mi me tocò dialogar con un exmilitar y joder, que peñazo me largó.

Y todo fue bien hasta que empezó el atardecer. Me habían dicho que en Batallas tendría alojamiento, sin duda. De nuevo una mala informacion porque el pueblo es grande pero solo un sitio tenia “hospedaje”. Me enseñaron la “habitacion” y salí corriendo, cabreado y diciéndole a la encargada que aquello no se le ofrecía, ni gratis, a un ser humano. Y es verdad, vaya mierda, un colchón hundido hasta el suelo, todo viejisimo y sin sabanas. Y un vàter asqueroso situado en otra planta. Por supuesto no había ducha y claro, toalla y jabòn  para qué.

Unos kilómetros adelante decidí parar y montar la tienda a pesar de lo frías que son las noches, Vi una iglesia evangélica y un colegio al lado; la idea era pedir permiso para dormir dentro pero me informaron que llegaría muy tarde el encargado. Todas estas gestiones las hice con Oscar, un vecino, quien después de charlar un rato conmigo y, supongo yo, que visto que el viajero era un tipo de fiar, me ofreció un espacio en su casa. Y ahí pasè la noche, dentro de mi saco sobre un camastro y con unas mantas que me dejò. Muchas gracias a este chico y gracias generalizadas una vez màs al ser humano mas sencillo que es quien siempre esta ahi para echar una mano.

HACIA LA CAPITAL

Domingo, fiesta por serlo y festivo porque es el día del padre y además se celebra el Año Nuevo Andino, aunque como me decían hoy en una agencia, eso es una fiesta política del Evo.

De nuevo salí temprano. Pisè terreno blanquecino por la escarcha, me recibiò un frío de mil demonios y un ligero airecillo que llegaba frontalmente desde las montañas nevadas que flanquean la ciudad de La Paz hacia donde me dirigía. Trafico, trafico y trafico, una locura de vehículos conducidos por clones de los conductores peruanos, o sea, unos sinvergüenzas al volante. De nuevo jure y me cague en todo y en todos por lo irrespetuosos y salvajes que son conduciendo. Con todo el mundo que hablo están de acuerdo, y es que como me decían dos chicos esta mañana mientras les preguntaba “…ya, aùn estamos muy atrás”, muy retrasados en respeto, se refería. Lo siento, pero debo decir que en educación vial están bien jodidos pero en en educación cívica no aprueban ni el diez por ciento de los conductores con los que me he topado. A ver si aprenden de sus compatriotas de a pie que siempre me saludan y me animan con una enorme amabilidad.

Y de pronto llego a lo que yo creía un pueblo grande, en realidad las afueras de la capital. Y como estaban en fiestas era el mayor caos que vi nunca, así que parè, dejè la bici en la acera y me senté en uno de esos chiringuito callejeros donde venden comida de una forma que no pasaría el mas mínimo control sanitario.


 Le pido a la mujer un plato de “aquello”, un popurrí de pasta carne, y otras cosa que no conozco. A mi lado, dos perros esperando cacho, en mi entorno todos comemos en silencio, otra mujer lava los platos con jabón en un barreño y los “aclara” en otro con agua. El “gringo” al que todos miran, acaba de comer, paga y se va. Voy a una tiendecita, pregunto si tiene botellas de agua de medio litro, me mira y me dice “tres bolivianos y medio”, pongo cara de mala leche, la miro y le digo “he preguntado si tiene gua, no su precio”.



La compro y sigo entre una maraña de gente cruzando corriendo entre coches y humos negros, perros por todas partes buscándose la vida, cientos de personas al borde le la carretera esperando un transporte de los tantos y tantos que hay… y lo que mas me jode, niños trabajando.


 Ahí estaba un chaval de unos ocho años, en medio de la carretera con un cubo lleno de algunas golosina de colores ofreciendolos a los conductores de ambos lados. No es el primer crío que veo en Bolivia trabajando. Mas adelante, en la capital, mientras sacaba una foto a una estatua del Chè, otros dos niños ejercían de limpiabotas.


Cuarenta y cinco kilómetros faltaban hasta La Paz cuando empecé mi calvario particular en una carretera en proceso de ampliación. Al director de esta obra habría que arrastrarlo con el culo sobre ese suelo intransitable que tienen los desvíos. Baches, piedras, polvo. Es inhumano, y por si fuera poco hay cortes a la derecha de mas de un metro, sin arcén donde cobijarse. Pero la madre del cordero son un montón de piedras colocadas intencionadamente para que no pise nadie determinadas zonas.

¿Quièn serìa el cabeza pensante?
 Unas piedras grandes que si un coche tiene la desgracia de pisar le deja los bajos hechos papilla. Y para partirse de risa es que en un punto concreto aparece un "pago de peaje", lo que en realidad debería ser un "disculpes las molestias" se convierte en un cobro no se bien porqué, aunque obviamente yo pasè gratis. Lo dicho, un animal con titulo este tipo o tipos que dirigen la obra.

Había coches con pinchazos, es absolutamente normal, algún santo se apiadó de mí y permitió que mis ruedas ni reventaran ni pincharan. !!Loado sea el Santo¡¡

Y para que contar más. A esto me refería cuando dije lo de las guerra antes de llegar a La Paz. La salida de Lima, que tanto miedo me dio, es una broma comparado con lo de hoy.

Como curiosidad y dedicado a mis colegas telefónicos les dejo un par de instantáneas de cómo son algunas instalaciones de acometida telefónicas en la actualidad.


Yo juro que en todos mis años de profesional, jamas vi semajante cosa. Aquí, para arreglar una avería debes ser mas adivino que técnico, joder que galimatías.

He cogido un hotel con todos los servicio y barato y ya tengo el boleto para mi jornada en bicicleta en la bajada por la llamada “carretera de la muerte”, legendaria por su peligrosidad en otros tiempos. Mañana sabré como es actualmente.

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viernes, 19 de junio de 2015

Copacabana (FINAL en PERU)

Salí de Puno sabiendo que me quedaban 140 km hasta la frontera con Bolivia así que partí el recorrido en dos: 80 hasta Juli y 60 para llegar tranquilo al día siguiente y gestionar los tramites fronterizos.

Antes de nada haré referencia al frío que hace por las noches especialmente, aunque por el día también hay que ir abrigado constantemente. Se nota la influencia de la altura. Desde Puno la altitud media es de 3850 msenm, y la prueba de que hace bien fresquito está en que todas las camas de los alojamientos siempre aparecen hechas con tres mantas. Por esto soy bastante reacio a montar la tienda de campaña en cualquier sitio, así pues lo evitaré siempre que pueda, jeje.

El recorrido, ya esperado era llano y siguiendo la costa del Lago Titicaca con estupendos paisajes y una muy variada fauna. Me quedo sin saber que similitud tienen las gaviotas de aquí comparadas con las de mar. Pero de todo, lo que mas me llamo la atención era ver tumbas individuales de difuntos diseminadas por doquier.


 Yo pare a pie de carretera donde en un espacio de 50 metros a la redonda había un pequeñísimo cementerio, vacas pastando, una parada de bus pegada a las tumbas, y hasta un recogedor de basura.

Todo muy practico, vas a la parada a coger el bus y de paso te llevas la basura. Y te sientas al lado de alguna tumba de algún conocido mientras le rezas y observas las vacas. Fuera coñas, yo estaba algo mosca porque desde Puno hasta Juli las tumbas aisladas o por pares estaban en fincas y muy pegadas a las viviendas. Tuve que preguntar hasta tres personas para quedar convencido de que por aquellas tierras podías hacer los enterramiendos donde quisieran. ¿Curioso, Verdad?. No pude por mas que pensar en Becquer y aquello de : “..Dios mio, que solos se quedan los muertos”. Pues aquí no, aquí los tiene  bien cerquita,  y ellos, los muertos en sus fincas y en sus hogares de toda la vida.



Llegue a Juli y como de costumbre me voy a la plaza principal y observo a la gente y los alojamientos dando vueltas en mi bici. La coincidencia con las salida de los colegios provoca que los chicos se agolpen poco a poco y con timidez en torno a mi. “Hola, gringo”, “Hello”, etc… al final entran en confianza y te fríen a preguntas. Aprovecho, hacemos un ratito de charla, nos hacemos la foto y adiós. Muy simpáticos estos críos.




Mas tarde, mientras leo mi guía de viajes se me acerca Alfredo, un hombre de mediana edad. Estaba bastante “bendecido por dentro” y se ofrece de guía para hacerme de  tal por el pueblo. Y Ahì me ves a mi, que no se decir no a casi nada ni nadie, acompañado del buen amigo hacia un museo cercano mientras compartimos codazos porque el bueno de Alfredo perdía el centro de gravedad con frecuencia.

A pesar de todo me contó cosas interesantes y tuve que dejar constancia de su ayuda sacándole una foto en la entrada de su casa de la cual presumió mucho por ser de la época colonialista. Que buena gente se encuentra uno cuando viaja.


De Juli a la frontera

Lo previsto: viaje tranquilo y soleado hasta la frontera y disfrutando del paisaje.

Hice una parada en un alto a pie de carretera y sobre el Lago Titicaca porque divise estructuras que me recordaron a Galicia y a las bateas del mejillón, otras parecían trampas o criaderos, en fin que estaba dispuesto a preguntar pero llego un coche con cuatro hombres y por primera vez en el viaje me hicieron poner en alerta dado su comportamiento, así que después de sacar una foto a la matricula del coche me fui sin pensármelo dos veces. 

El cruce de fronteras muy fácil, puro tramite de pasaporte y cambio de moneda antes de entrar en Bolivia. Ocho kilómetros hasta Copacabana y en la primera calle me encontré a cinco chic@s argentinos de aspecto bohemio y me informaron. Total que en menos de diez minutos el tema hotel resuelto. Y es que acabas convirtiéndote en una persona muy observadora y, aunque a veces te llevas un chasco, las mas, aciertas.



Había una visita casi obligada en Copacabana, y es ir en barco a una de las famosas islas ”Del sol” o de “La Luna”. Ambas están en la parte boliviana del Titicaca.  Elegí la del Sol y me di un buen paseo por la isla. Junto a un argentino, Mauricio Silva, que viaja en su moto junto a su perro “Latino” subimos a lo mas alto y sacamos unas cuantas fotos. La isla en si es una preciosidad por sus vistas y especialmente la parte norte que no pudimos visitar. Unas pocas horas de sol que nos vinieron muy bien, aunque fue cansado. De todos modos, ni punto de comparación con lo visto en Puno con la visita a las islas flotantes. Aquí ni guia ni leches, te sueltan en el puerto y te recogen a tal hora tu gestionas tu tiempo hasta la recogida del proximo barco. No me gusto nada el trato.

Y ahora, un día de descanso y a partir camino de La Paz


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lunes, 15 de junio de 2015

Puno (Lago Titicaca)

Hoy tocaba visitar el Lago Titicaca, un lago legendario por ser, de los navegables, el que esta a mayor altitud del mundo, a mas de 3800 metros.

Hay cantidad de literatura en Internet sobre este lugar pero yo debo decir que me pareció un lugar hermosisimo e inmenso, Viviendo como vivo en un puerto de mar, a veces, yendo en el barco daba la sensacion real de estar navegando sobre el océano.



El día era espléndido como casi siempre por aquí en estas fechas y la primera parada fue a una de las islas flotantes de Los Uros. Estas islas están construidas a base de un junco llamado totora que han de ir reponiendo cada poco tiempo porque en su parte inferior se pudre.



Paseamos en un barco de hecho de este junco, vimos su artesanía, como se construye y mantiene una isla, que pescan o cazan, etc. Aunque a dia de hoy la afluencia del turismo es tan exagerada que básicamente viven de ello. Fue una visita muy interesante y muy esperada por mi.

Luego nos desplazamos a una isla de tierra firme, en este caso la Isla Taquile. Su población también saca beneficio del turismo pero ellos viven trabajando la tierra y cuidando ganado. Comentaron que había sido considerada Patrimonio de la Humanidad. Disfrutamos mucho de la isla y de la comañia de unos cuantos niños de los que la habitan.




Una jornada completa y cansada, la verdad. El lago es enorme y cabe decir que el viaje de vuelta en barco debio de andar por las tres horas. Si tenemos en cuenta que era en realidad una salida "ahi al lago" cabe pensar que atravesarlo el toda su longitud se hara eterno.

Afortunadamente tuve la suerte de contar con la compañía de Camila, una colombiana en vacaciones y pudimos compartir charla, fotogarfias y especialmente compañía. Que yo recuerde hoy fue la primera vez en un mes de viaje que me sente a cenar acompañado de alguien. Todo un placer.

Adelanto un día la salida y mañana mismo continuo viaje toda vez que parece que me he repuesto de mis problemas estomacales. Voy camino de la frontera con Bolivia y entrare por Copacabana. Es un país del que tengo muy poquita información así que sera mas aventura si cabe, que hasta ahora.

Pues se acabo el turisteo y comienza el pedaleo

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PUNO (y el virus)

Ya comenté en la entrada anterior lo mal que lo pase llegando a Sicuani. Luego el mareo y los vómitos. Todo apunta a algo que comí o bebí y que me hizo daño. Mi cuerpo estaba sin fuerzas, el estomago no aguantaba lo que comía y yo solo tenia ganas de meterme en cama. Pero al dia siguiente, siguiendo una dieta blanda por consejo medico, me encuentro mucho mejor y hasta he podido pedalear algo. Lucia el sol, el terreno era llano y con muchas precauciones avance hasta Santa Rosa, unos 70 km. Pero no, finalmente, en vez de pasar noche aquí tomé el bus y me vine hasta Puno. Mi cuerpo esta mejor pero necesita reposo así que aprovechare para irme de excursión al legendario Lago Titicaca y conocer un poco el pueblo.

sábado, 13 de junio de 2015

Sicuani

Tan solo 50 km de etapa y llegué a este pueblo sin poder dar mas pedaladas. No se bien cual es el problema pero tuve que parar. Localice un hospedaje y antes de meterme en cama, que es lo que me pedía el cuerpo salí a comer algo. El resultado fue una bajada de tensión, y vaciado de estomago. Sudor frió y grogui total. Cuando me di cuenta estaba recibiendo masajes de alcohol en las sienes por parte de la dueña. Un encanto de señora. El caso es que parece que mi cuerpo me pide descanso y tendré que hacerlo pero el estomago se resiste a quedarse con la comida. Total que tengo un buen mosqueo.

Esta tarde estoy recopilando información: La ruta hasta Juliaca es anodina, como la de los dos últimos días, como poco debería parar dos jornadas, este pueblo tiene poco atractivo... así que,  Luis Viajero esta pensándose tomar un bus y convertir estas dos jornadas de paro en productivas pues Puno tiene bastante que ver y aquí no hago nada.

Haciendo un breve resumen de estos dos días desde que salí de Cusco diré que he tenido un recorrido plano y soleado. El transcurrir es por un valle amplio y fertil, donde de día aprieta el sol y por las noches el frío se hace notar bien, al punto que cada cama que te ofrecen tiene tres mantas y colcha. Es por ello que renuncie a usar la tienda de campaña. El riesgo, sin embargo, es la casi nula oportunidad de encontrar hospedaje y entonces ocurre lo que esta noche pasada: Llevaba 110 km. y no podía mas por lo que me agarre a lo único que había, un cuarto de mierda con una cosa que llamaban aseo y que era tercermundista, sin agua en el lavabo, ni en la ducha.
Aseo del siglo XXI. Sin puerta
 Tuve que conformarme con lavar cara y manos. Esto, que parece raro, es bastante normal, lo que uno no entiende es que se otorguen licencias desde la Administración. Desde luego, la imagen es lamentable a cualquier nivel.

Hoy es sábado así que Sicuani me ha ofrecido un mercado callejero enorme. Esta todo el mundo que puede ofrecer algo y hay absolutamente de todo. Es la locura total sobre las calles, aquí sigue la cultura de que el peatón es un bicho raro que se ha de apartar siempre para dejar paso a todo vehículo motorizado.


Lo dicho, una locura, y si hay que atravesar la calle mejor tomar todas las precauciones. No me he podido resistir a sacar fotografías de todo, del bullicio, del tipo artesano de cama que por aquí se estila, de los distintos tipos de "taxi" que todo el mundo utiliza porque son baratisimos, etc. etc.

Por lo demás, el pedaleo fue suave y en ligera ascensión. Esta zona es con seguridad lo mas humilde que me encontrado hasta ahora. La tierra se presta al cultivo pues es llana y con un buen río. Es tiempo de cosechar el maiz y a las 6 de la madrugada la gente ya esta en sus labores cuando aun la escarcha nocturna sigue blanquecina. Y también es zona de tierras arcillosas así que hay muchas ladrilleras que confeccionan adobes al modo mas antiguo mezclando barro con paja y llenando un molde que dejan luego secando al sol. Mas manual imposible, pues manejan el barro con las manos. Ahí quedan unas fotos de muestra.


He de decir que la humildad no esta reñida con la educación, y la gente de la zona se han mostrado conmigo siempre encantadoras y educadas; te ofrecen una sonrisa y un adiós con una naturalidad que a mi solo se me antoja maravillosa.

A esta anciana de no se cuantisimos años la pare para charlar con ella, pero fue imposible porque solo se expresaba en quechua. Una pena, porque la pobre lo intento.





miércoles, 10 de junio de 2015

Machupicchu

Con puntualidad británica se presento en el hotel el micro bus que iba a llevarnos a  Ollantaytambo para tomar el tren destino a Aguas Calientes. La vía discurre paralelo al río Vilanota y de nuevo he disfrutado de otro paisaje de enorme belleza. La vegetación es amplísima, variada y tupida, se diría que estamos en una selva. Y el río es a veces bravo, justo hasta el embalse donde el agua es contenida y se amansa.

De Aguas Calientes al Mapu, subí en autobús. Los mas románticos, o quizá por ahorrarse un dinerillo lo hacen a pie pero la verdad, yo no lo aconsejo porque la visita en la ciudadela es muy amplia, hay un sin fin de escaleras que bajar y subir y senderos que recorrer. Acabas muy cansado.

Como la mayoría, yo había visto infinidad de fotografías y vídeos a través de Internet pero tengo claro que en absoluto muestran en lo mas mínimo la majestuosidad que se percibe in situ. Me ha pasado igual que en el resto del viaje donde veo paisajes que me transmiten sensaciones tales que luego no me recuerdan las fotografías que yo mismo voy haciendo.



Aquí, en Machupicchu aun se acrecienta mas pues ha sido construido por gente de una antigua cultura. Mira las  imágenes y te percataras de como eran capaces de ensamblar piedra contra piedra con tal perfección que uno es tendente a pensar que disponían de herramientas adecuadas. Pues no, curiosamente no conocían el hierro como metal así que recurrieron a piedras duras con componentes ferruginosos (algo así dijo nuestro guía) para hacer las funciones de percusión que no se sabe de donde las trajeron.




Eu, a verdade, nun alarde imaxinativo e coñero pensaba segundo falaba él que si por casualidade non se perdería por aquelas terras un galego. A verdade e que os traballos son dignos dun mestre canteiro da nosa terra. E non me asombraría nadiña que algún deles andase emigrado por acá xa naqueles tempos. Ou non?

Perdí la cuenta de las fotos que dispare. Haré una buena limpieza pero traté de ser variado en los ángulos y las perspectivas. Espero que guste.

Si al Machupicchu lo han declarado septima maravilla del mundo me parece muy bien. Si el ordinal es este u otro, qué importa?. Lo interesante es que es una maravilla digna de ser comtemplada a través de todos los sentidos. A la llegada, una capa espesa de niebla lo cubría todo y no se veía mas allá de 300 metros a la redonda. La sensacion era una y muy distinta a la posterior, cuando lentamente la niebla se abre y se empiezan percibir las cosas con la lentitud ideal para ir saboreándolo poco a poco, como un buen helado. Y luego la claridad, el calor, el moverse buscando ángulos, altitud y perspectivas nuevas. Es imposible poderlo describir, no hay palabras ni imagenes a tal alcance. Y luego esta la otra perspectiva, la histórica, el imaginarse los perqués, el cómo y tantas y tantas preguntas que surgen y que los guias a veces no saben responder. Desde luego, me hubiese gustado observar por un agujerito de la historia y entender porque narices se elige el lugar come enclave de ciudad. Es impresionante la inaccesibilidad a la ciudad así que, si lo era para los enemigos también lo era para ellos mismos. Y esos artesanos de la piedra, metiendo cuñas de madera entre las rendijas de la roca y luego hacer que hincharan a base de agua para así, reventar las rocas... en fin una pasada, Es algo que si se puede hay que venir a visitar..